Del 19 al 23 de febrero de 2021 ocurrió la conmemoración de la creación de la organización indígena más grande y longeva del planeta. Al encuentro se sumaron cerca de 20.000 asistentes; durante 5 días compartieron saberes, acordaron planes de vida y en las noches desplegaron el talento artístico de sus comunidades ofreciendo una monumental fiesta. No hubo ni una sola agresión ni un acto deshonroso, las delegaciones de pueblos que conforman esta asociación, los invitados especiales, los asistentes curiosos, experimentaron un evento de comunión y respeto por las identidades, el legado cultural y los propósitos fundamentales de lucha en los territorios.
Por Alfonso Carlos Moranda
Especial para Tercera Órbita
Vengo desde un pueblo azul donde el tiempo no tiene longitud.
León Gieco.
Antes predominaba la persecución y explotación a través de un sistema de rentas por el cultivo a la tierra. Era el tiempo de los terrazgos, terrajeros y terratenientes, vocablos que parecieran evocar mundos feudales, mas éstos últimos nunca se han desvanecido y han atravesado los siglos, décadas y generaciones. Ha sido una pugna por la tierra como herencia, por los derechos ancestrales que se enfrentan a la usurpación y al acaparamiento sistemático respaldado en los gobiernos de turno. Las gestas libertarias impulsadas por La Gaitana, Juan Tama y Quintin Lame acompañaron el pensamiento de los pueblos originarios, guiaron la huella a seguir y el espíritu se nutrió de la leyenda para cultivar la identidad y la dignidad.
Recordando la vieja sabiduría en los procesos de recuperación de tierras
El 24 de febrero de 1971 en Toribío, Cauca, se creó el CRIC y se conformó el primer Comité Ejecutivo que agrupó siete Cabildos e igual número de resguardos, pero la represión y persecución ejercida por los terratenientes dispersó la organización y solo hasta septiembre del mismo año se logra consolidar en el Segundo Congreso, realizado en Tacueyó, cuando se definieron los puntos del programa político y se afianzaron las exigencias para el cumplimiento de la Ley 89 de 1890, decreto que, a pesar de promulgar la autonomía indígena para la preservación de su territorialidad, los valoraba como diferentes e irracionales: cómo deben ser gobernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada. En el Capítulo II, concerniente a la Organización de los Cabildos de Indígenas, en uno de sus apartes del artículo 7 dispone una acción especial, Impedir que ningún indígena venda, arriende ó hipoteque porción alguna del resguardo, aunque sea a pretexto de vender las mejoras, que siempre se considerarán accesorias a dichos terrenos. Con estos lineamientos se consolida la noción de territorio bajo los principios de Unidad, Tierra y Cultura en procura de la recuperación y preservación de su legado ancestral arrebatado desde la conquista española. Empieza a surgir en torno a procesos de diálogo y reflexión planes de educación, salud y comunicación propios de la organización y de los pueblos adscritos.
Línea de tiempo de movilizaciones
En 1982 se crea el Programa de Salud y con ello se reafirma el conocimiento de los médicos ancestrales de los territorios. En 1997 se institucionaliza la entidad prestadora de salud, AIC EPS I, en un consenso por considerar la interculturalidad de las disciplinas facultativas.
A lo largo de este proceso de medio siglo también se ha enfatizado en la identidad cultural, las lenguas indígenas, los impulsos a los proyectos productivos, la implementación y fortalecimiento de La Guardia I ndígena, y se ha apostado por la creación de la Universidad Autónoma Indígena Intercultural UAIIN-CRIC para consolidar y cualificar la educación indígena y comunitaria en el marco de la interculturalidad, proyecto que se venía gestando desde 1978.
Este recorrido histórico a través de líneas de tiempo, fotografías, impresos, mapas, instrumentos autóctonos, indumentarias, accesorios, diversidad de documentos notariales, registros oficiales se hallaba dispuesto como en un museo con su respectiva curaduría y descripción en un espacio instalado para difundir la memoria histórica. Al lugar acudían en masa todas las generaciones, se documentaban y apreciaban sus diferencias con otros pueblos, tomaban fotografías y avanzaban por la exposición identificándose en la lucha abordada por sus ancestros. También se exponían otras gestas como el plan de recuperación de tierras, las sistemáticas tomas de haciendas y plantones en la carretera Panamericana, perfiles de los principales líderes a lo largo del proceso y un panteón con los mártires que han ofrendado su vida por la comunidad.
En la actualidad se han distribuido en Asociaciones divididas en 7 zonas que agrupan Cabildos Mayores y Consejos Territoriales correspondientes a 80 comunidades. Existen 10 pueblos diferenciados por su lengua y cosmogonía representados en 5 autoridades mayores, 127 gobernadores; se calculan 300.000 indígenas pertenecientes al CRIC en los territorios y cerca de un 1.100.000 en otros lugares del país. El principal objetivo de esta organización es impedir la explotación minera, la actividad agroindustrial y la ganadería extensiva, una estrategia para proteger los recursos naturales de la voracidad y el interés de usurpadores locales o intervenciones transnacionales.
Las proporciones de este movimiento cultural evidencian su progresión y evolución organizativa; avanzar hasta los 50 años desarrollando y concretando plataformas políticas, administrativas, educativas, comunicativas, legislativas, cuando solo tenían desalojo y explotación, exponen la fuerza y la alianza por sostener los principios de pervivencia y preservación de los recursos naturales y su apropiado uso en la tierra, como decreta la Constitución de Colombia.
Esta consigna queda refrendada en sus postulados de movilización y ciudadanía:
Recuperar la tierra de los resguardos y realizar la defensa del territorio ancestral y de los espacios de vida de las comunidades indígenas.
Ampliar los resguardos.
Fortalecer los cabildos indígenas.
No pagar terraje.
Hacer conocer las leyes sobre indígenas y exigir su justa aplicación.
Defender la Historia, la lengua y las costumbres indígenas.
Formar profesores indígenas.
Fortalecer las empresas económicas y comunitarias.
Recuperar, defender, proteger los espacios de vida en armonía y equilibrio con la Madre Tierra.
Defensa de la Familia.
Una fuerza para desterrar a la barbarie
Hace 20 años se creó La Guardia Indígena, una organización civil y comunitaria. Su aparición ocurre como consecuencia de las sistemáticas masacres y persecuciones a las que se vieron sometidos los pueblos indígenas y campesinos en las décadas de los ochenta y noventa.
Su oficio es simple y concreto: ejercer un control pacífico de los territorios indígenas para reducir riesgos, amenazas e intereses de actores armados oficiales e ilegales. Su mandato es contundente: Garantizar la supervivencia cultural a través de la recuperación y el trabajo de la tierra.
No están armados, su distintivo es un bastón de mando hecho de chonta. Está compuesta por más de 60.000 miembros de 40 pueblos indígenas. Se hallan distribuidos en los 29 departamentos del país, donde el modelo se ha ido replicando y lo han ido adoptado, pero es en el suroccidente colombiano donde se encuentra su área de mayor influencia.
Comunicar para avanzar
Una transición significativa en la construcción de este proceso organizativo ha sido la consolidación de emisoras filiales indígenas, 11 radios comunitarias fortalecidas desde el Plan de Formación Integral del Programa de Comunicaciones CRIC, que han participado activamente en la integración de indígenas y no indígenas que comparten territorios ancestrales. Con esta cobertura y fundamento se difunden los valores demócratas para contribuir a la participación de decisiones en las organizaciones sociales y comunidades de los pueblos del Cauca, también se prioriza la cosmovisión e identidad cultural necesaria para reestablecer el equilibrio con la naturaleza y animar a la recuperación y defensa de los territorios.
Nuevos líderes juveniles se han formado con las implementaciones e incorporado a sus organizaciones optimizando las capacidades de coordinación, cooperación, producción de iniciativas sociales y de comunicación entre organizaciones indígenas y sociales del Cauca, Colombia y el mundo. Ello ha permitido la diversificación del componente comunicativo y la divulgación a través de radio, web, audiovisual y material impreso de iniciativas sociales, culturales y económicas de sus comunidades.
Se han establecido alianzas con otros medios con el objetivo de sensibilizar a la población no indígena sobre la igualdad de derechos de los indígenas y abordar el interés por condenar el racismo y la segregación de la que son víctimas las comunidades y organizaciones sociales.
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