En Órbita

Jardín, Daniella Torres Piedrahita

Los sueños son el género literario más antiguo, relatar uno implica un pacto de ficción entre el narrador y el lector.

 

Jardín

Daniella Torres Piedrahíta, 2023

SicSemper Editores

Colección Amuleto

137 pp

ISBN 1978-628-01-1882-6

Temas transversales: sueños, literatura onírica, tiempo, dimensiones paralelas, libro objeto, libro lúdico, rompecabezas, puzzle, relaciones amorosas, suicidios colectivos, escritura terapéutica.

Novela ganadora de la Beca para publicación de Obra Inédita Programa Nacional de Estímulos. Ministerio de las Culturas de Colombia.

Los sueños pueden transcurrir en cualquier lugar, pueden romper las normas de la “realidad” y al mismo tiempo es una experiencia sentida, vivida por quien relata. Las emociones son genuinas y tan reales como la convicción de reconocerse despierto. La narración de un sueño incita a la interpretación alegórica y simbólica, porque se ha asumido siempre desde tiempos inmemoriales que los sueños ocultan mensajes y expresan el inconsciente o el subconsciente, y además que están preñados de profecías o de trozos de recuerdos heredados por nuestros ancestros, nuestros abuelos.

Jardín se presenta como un rompecabezas que el lector puede tardar mucho en armar. Al final, después de aplicar las dos primeras estrategias sugeridas, en le pórtico se advierte que puede que falten piezas o sobren; la autora nos pregunta qué haríamos en ese caso. Cada relato o capítulo de Jardín puede leerse de manera independiente, aunque hay unas constantes: dos personajes, Nina y René, una ciudad que se llama Nuevo Cielo y unos suicidios colectivos que están ocurriendo en dicha ciudad como una epidemia. Se puede decir que Nina escribe sus sueños y a veces René se lo reprocha al tiempo que una pareja de ancianos viven frente a su apartamento y les espían por la ventana. Todo esto sucede al norte de la ciudad.

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Como suele ocurrir con la literatura onírica, las voces que intervienen en cada relato tienen en común la inconformidad con la realidad que se vive y que es para dicha voz un escenario impuesto que oculta una verdad trascendente y a la que solo puede acercársele por medio del sueño o de la poesía, es decir, por medio de lo alegórico. La prosa de Jardín está por eso bien cuidada, sin rasgos de oralidad, incluso cuando los personajes hablan, el lenguaje no es ordinario sino que se presenta erotizado, íntimo, como proveniente de lo más profundo del espíritu. Jardín se puede leer en cualquier orden y es casi seguro que por más azaroso que sea el experimento, se podrá establecer una relación con Nina, lo onírico, los suicidios o el cuestionamiento al tiempo.

 

De https://www.cuantikastudio.com/proyectos/jardin

El tiempo se mueve siempre hacia la muerte. Estos sueños o piezas oníricas viajan en cambio sin rumbo aparente, quizás describiendo una espiral, regresando para volver a proyectarse hacia el futuro o mejor hacia donde esas categorías temporales dejan de tener sentido. En uno de los episodios, por ejemplo, un hombre pinta a una mujer, que podría ser Nina, pero el resultado es la imagen correspondiente a algo que está en su alma, la de ella, y no en su rostro. El pintor advierte que no sueñe despierta, lo que lleva al lector a preguntarse si lo que ocurre sucede en el plano de la realidad o en la ilusión del René y Nina. ¿Hay realidad en estas historias?

Jardín es un libro eterno cuyas piezas encierran un hondo misterio que puede ser el inicio de un viaje interior por los símbolos y las imágenes recurrentes que cobran significado cuando entran en relación con otras, o un detonante de la escritura surrealista u onírica con el que se intente exorcizar las palabras que nos atormentan o que nos constituyen. Jardín es también una especie de receta para curar el alma, una invitación a la escritura terapéutica.

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