En Órbita

Mariangela Aponte Núñez: Debemos estar integrados a los procesos sociales y saber jugar en esos niveles.

El pasado 12 de noviembre de 2021 el Consejo de Redacción de Tercera Órbita se reunió con la artista y docente Mariangela Aponte Núñez para conversar sobre el mundo del arte y la sociedad. Compartimos con la comunidad orbitante sus reflexiones y proyecciones de la cultura contemporánea.
En esta segunda entrega, las reflexiones giraron en torno a la relaciones entre arte y sociedad.

T.O. ¿Cómo ve el arte conceptual y contemporáneo al arte figurativo y pictórico, partiendo de la premisa de que la pintura ha muerto? 

Mariangela: El siglo XX fue muy importante para la historia del arte occidental, y hay que marcar esa diferencia, porque si habláramos desde otros puntos geográficos, desde otras perspectivas, tendríamos que contar otra cosa, pero yo fui formada bajo la perspectiva del arte occidental de tradición europea.  El siglo XX marcó esta ruptura muy fuerte con respecto a la necesidad de representar, o la historia cotidiana o las grandes historias, debido a la aparición de nuevas herramientas como la fotografía. A partir de esto mi visión no es muy purista ni defensora del arte contemporáneo, no porque no crea que exista ni haya aportado a la expresión actual en el arte, sino porque hay en cada época una necesidad de generar unas categorías y unas limitaciones que definen aquello que es arte y lo que no lo es. Es una necesidad social, pero yo siempre he ido en contra de esa necesidad, y para mí, ponerme en situaciones incómodas, donde yo no conozco del todo, genera esa posibilidad de no preguntarme por los límites sino de descubrir aquello que es nuevo. Entonces con respecto a la representación figurativa, siento que en el siglo XXI, como herederos del despelote que se armó con las vanguardias artísticas, el despelote que se ha armado recientemente con el reconocimiento de otras culturas como parte de una tradición creativa, ha hecho que incluso nos volvamos a cuestionar esa idea de la muerte del arte, porque en algún momento se declaró la muerte de la pintura ya que no era necesario representar tal cual, y luego se declaró la muerte del arte, porque el arte ya había cumplido esos objetivos de representación dentro de un contexto histórico; pero hoy día, que ya todo eso fue hecho o dicho, ¿qué más podemos hacer? Yo creo que la intención es liberarnos de esa tradición nuevamente para reconocer que vivimos en un mundo permeado por muchos procesos y que el arte es un vehículo de transformación social, de encuentro, de descubrimiento, de apreciación del mundo. En ese sentido, para mí todo es válido, todos los procesos son válidos. Por tanto, observar la figura y tratar de representarla es uno de esos caminos del conocimiento, no le veo ningún problema a esa posibilidad. No compito ni peleo con eso. Más bien compito, y lo considero como una gran contradicción, con el mercado del arte. Qué es lo que espera el mercado que hagan los artistas versus qué es lo que los artistas desean hacer para vivir creativamente. En esta tensión de las definiciones entran también a jugar las grandes instituciones y los grandes mercados del arte que generan estas tendencias de creación, pero que no son la pregunta más profunda de los artistas. Claramente los y las artistas queremos vivir del arte, cosa que no es tan fácil en el mundo, solamente para algunos pocos, entonces a veces una quisiera encajar, pero la pregunta más profunda de la creatividad no está pensada para encajarse, sino justamente para generar lo disruptivo, entonces ahí está el conflicto. Me parece interesante es salirse de eso y cuestionar esas reglas que las dicta un arte contemporáneo, pero hoy día, ¿qué es lo contemporáneo? En pleno siglo XXI, ¿cuál sería la vanguardia o las nuevas categorías estéticas? Yo creo todavía que no lo sabemos muy bien, pero me parece interesante soltarse de esa tradición para poder pensar lo que viene.   

T.O. ¿Qué espera el mercado del artista? 

Mariangela: Vender, es una cuestión súper pragmática del dinero. La pregunta es, qué es lo que se vende. A nivel mundial la pintura siempre se ha vendido muy bien. Quienes lo hacen y han entendido la dinámica, están exponiendo y vendiendo, porque siempre hay alguien que quiere poner un cuadro en algún lugar.  Hay otras obras que son más difíciles de vender como aquellas que son inmateriales, procesuales, experimentales o experienciales. He participado en algunos momentos de ventas a ese nivel, mi trabajo ha estado honestamente financiado a través de otro tipo de instituciones que buscan más lo procesual, o por mis propios intereses, autofinanciado. 

El mercado espera del artista que tenga una obra lo suficientemente consistente que se pueda vender, pero es tan aleatorio y tan complejo comprender el mercado del arte, que por ejemplo el año pasado se vendió por varios millones de dólares un banano en la pared pegado de una cinta por uno de los artistas más famosos a nivel mundial, Mauricio Castellan; alguien compró esa obra y otra persona se la comió, entonces la obra dejó de existir, eso se volvió un escándalo por si la obra existe o no existe. Y la gente pregunta, qué es lo que se compra, y argumentaron que lo que se compra es la idea. Y ahí viene la gran pregunta del público, ¿qué es lo que lo hace tan valioso? Es una cuestión de especulación, el mercado del arte hay que entenderlo tal cual como las burbujas económicas y financieras, como ha ocurrido con el Covid a nivel mundial y esta precarización acelerada del mundo. Como pasa con los bancos y con la bolsa, es exactamente igual. Hay un estudio muy interesante de cómo cuando hay crisis económica a nivel mundial lo que más se valoriza es el arte. Por eso hay muchos bancos que tienen colecciones de arte en sus bodegas. Muchas de sus inversiones están puestas en algo que es muy volátil y que normalmente aumenta su precio. La historia del banano es absurda, pero es un ejemplo notable de situaciones que pasan con frecuencia en el mundo del arte. Entonces comprendo la incomodidad del público y de la gente al preguntarse, qué es esto, si esto es realmente arte, porque a ese nivel son los grandes poderes económicos quienes definen qué es el arte. Un arte que está pensado aún en ese genio romántico, en ese genio único de artista, en este caso un artista masculino y famosísimo a nivel mundial; todavía está esa idea de genio muy arraigada a lo que es el arte, que hoy día no considero que lo sea. Yo creo que el arte, y nosotros como artistas, debemos estar integrados a los procesos sociales y saber jugar en esos niveles. Por supuesto, todos los artistas soñamos con ser expuestos y vivir de lo que hacemos, ese es el sueño, pero no podemos quitarle a ese sueño también la posibilidad de que nuestra presencia transforme otros contextos sociales. El banano pegado en la pared, por ejemplo, no resuelve el hambre del mundo, lo que claramente genera este conflicto sobre qué es el arte y qué está diciendo un artista con un banano pegado en la pared, en una de las ferias de arte más importantes del mundo.    

Hiperromantic - 2015

 

T.O. En tus obras expones conceptos como el antropoceno. ¿Por qué es importante nombrarlo en el arte?   

Antropoceno es un término acuñado a principios de los años 80 por el ecólogo de la Universidad de Michigan Eugene Stormer. La noción de Antropoceno designa la evidencia de los efectos transformadores de las actividades humanas sobre la Tierra. 

El concepto de Capitaloceno ganó relevancia en el año 2000 cuando el premio Nobel Paul Crutzen postuló que había llegado el momento de bautizar la nueva era geológica y lo reafirma Donna Haraway con respecto al cambio geológico, el cambio de era que estamos viviendo. Cuando vamos en búsqueda de la historia de la tierra podemos encontrar en las plantas esos trazos de lo que ha pasado hace miles de años, en los helechos que son de los más antiguos o en las piedras que contienen estos minerales comprimidos, que son como un WinZip de la historia de la piedra. Entonces, ¿qué ocurre con esto del antropoceno? Cuando empezamos a observar que nuestras acciones como seres humanos han impactado tanto al planeta que podemos encontrar por ejemplo plastiglomerados, que son una especie de “fósiles”, en los que se puede percibir una amalgama entre plásticos y elementos vegetales y animales; son unos fósiles muy particulares que a simple vista parecieran ser una piedra cualquiera, pero vista de cerca, con estudios científicos, se encuentran que estos nuevos fósiles son resultado de las acciones de los seres humanos sobre el planeta más la historia misma del planeta. Entonces el calentamiento global, que es inminente, es un fenómeno que sentimos y percibimos en los cambios de los ciclos de la lluvia, en los cambios de temperatura, de sequía a tiempo húmedo, o en inviernos más cortos y más cálidos, aumento del agua en el océano o el cambio de temperatura del océano; hay seres que sólo pueden vivir en condiciones muy precisas y eso es importante también reconocerlo porque al considerar que estamos viviendo un cambio geológico, también hay que pensar que muchos seres dejan de existir y otros empiezan adaptarse o a transformarse a las condiciones que vengan

 

La gran pregunta es, ¿qué es lo que queremos hacer?, ¿por qué me interesa pensar ese concepto en función de cuál es la responsabilidad que queremos asumir para el ecosistema que queremos habitar? Normalmente no nos lo preguntamos, puede ser que a veces ni siquiera tengamos el tiempo de preguntárnoslo. 

landscapes from Libec - 2015

El concepto de Antropoceno me parece importante. Ahora hablábamos de como en el siglo XIX los artistas se iban de viaje y se inspiraban en las montañas, las ciudades y la historia; pues puestos en este nuevo paisaje en que son innegable los efectos que tienen nuestras acciones sobre el planeta, muchos de ellos indeseables, qué es lo que vamos a hacer al respecto especialmente como artistas, cómo vamos a encontrar caminos de sensibilización hacia eso. 

Con respecto a los ríos de Cali, que ha sido uno de los intereses que he tenido, observar la degradación de estos ríos que finalmente son el agua que nos alimenta, nos hidrata y nos mantiene con vida, pienso en qué agua queremos beber en el futuro. Cuando hago los recorridos por los ríos de Cali y me encuentro con cosas evidentes que parecen obvias, pero que no deberían serlo, como un colchón o sofá en medio del cauce o una montaña de basura sin separar, es como si viniéramos del futuro a hacer un estudio de nuestro comportamiento humano, ¿cuáles serían nuestras conclusiones? La contaminación de las aguas finalmente atenta contra nuestra vida, como una especie de suicidio muy lento. Entonces cuáles son las acciones que vamos a tener, sobre todo porque somos una de las especies más pobladas del planeta y la que ejerce dominio sobre las otras. Y eso es lo que me preocupa, cómo encontrar una ruptura en esa reflexión para sentirnos otra vez frágiles, para comprender nuestra debilidad, para no abogar por la potencia y la fuerza, sino por la fragilidad de nuestra existencia.

En el Romanticismo los artistas se sintieron poderosos y también desde allí vinieron muchas ideas nacionalistas, después con el Neoclasicismo, que son dos movimientos que viven casi a la par y heredan mucho de esa filosofía, comportamiento y pensamiento al siglo XX, somos herederos de eso también. Este pensamiento de poder y de dominio, cómo se ha creado históricamente y cómo entonces sentirnos frágiles, débiles y susceptibles para poder encontrar nuevas formas de conectarnos con esa naturaleza que requiere de nuestra fragilidad, no requiere de nuestro poder, ahora necesita nuestra fragilidad y por eso pienso en el concepto del antropoceno. Ahora, dentro de lo que yo trabajo es más bien como un juego y casi como un chiste, porque claramente es un término inventado, pero también es un término que parte de una observación de hechos.

 

Como es arriba es abajo -2018 - La Tertulia/Cali.

¿Cuál es el panorama del arte en Colombia? 

Creo que están pasando cosas que son muy importantes, y que en los últimos diez años de mi experiencia de vida en este planeta y en el mundo del arte ha sido muy importante observar, como el hecho de que cada vez hay más espacios abiertos a nuevas generaciones para que nuevas voces que expresen; claramente dentro eso volveríamos a la discusión sobre el mercado, pero vamos a dejarla de lado simplemente para hablar de esas otras formas que en Colombia se están abriendo, esos nuevos espacios y contextos que se abren para la expresión artística en la perspectiva del arte contemporáneo. También pienso que con esta apertura entran nuevas formas de expresión. Recientemente fui a ver una obra entre video danza y performance por María José Arjona, una de las artistas más importantes en estos momentos en Colombia, que trabaja con distintos medios, es multifacética. Se presentó en la Bienal de Danza, lo que me pareció curioso fue que pocos artistas visuales de la ciudad la estuvieran presenciando. Entonces creo que todavía falta un poco esta integración y esta ruptura de los límites del arte. Para entrar en este siglo XX creo que necesitamos entrar en el sancocho por completo y jugar con todas las posibilidades y dejar de decir… el mundo de la danza no es mío porque yo soy de las artes visuales…  Eso se está viendo a nivel mundial también, hay muchas contaminaciones, hablando de la contaminación como un concepto que tenga también su contraparte de mucho potencial creativo. En Colombia hay muchas cosas que están pasando, hay artistas jóvenes que se han formado muy bien nacionalmente o que han tenido la oportunidad de viajar a otras partes y formarse por fuera y encontrar una perspectiva más amplia; pero creo que también nos hace muchísima falta dentro de esta idea de integración, no sólo de las artes sino de integraciones regionales, porque sigue existiendo esta gran división entre Bogotá como un centro muy importante de creación y de plataforma para desarrollo de los artistas versus otras regiones como puede ser nuestro Valle del Cauca, que sigue siendo una región bastante marginada por no hablar de otras regiones mucho más marginadas como puede ser Chocó, la costa Pacífica, la Amazonía y demás regiones que se encuentran lejos de Bogotá. En ese sentido, tengo el conocimiento de curadores y curadoras que tienen una voluntad muy crítica en encontrar justamente esos puntos de fuga para hablar de ese arte que no necesariamente sale en los periódicos, en los medios o que se ganan estímulos, o que están directamente dentro del mercado en Bogotá. Traer esos nombres, no es solamente por traer nombres, sino por expresar la diversidad de nuestro país, tenemos un país absolutamente rico en diversidad y eso es maravilloso. Cuando estaba en la obra que referencié, encontré a un antiguo estudiante que es uno de los artistas locales más llamados a participar de estos nuevos espacios, su experiencia de vida es muy particular y especial y tiene que ver con ese despertar de la sociedad colombiana. Creo que todo ese despertar dentro del mundo del arte contemporáneo en Colombia tiene que ver con el despertar de la sociedad. Una cosa clave que pasó aquí en Cali, que me gustaría mucho mencionar, tiene que ver con lo que ha venido ocurriendo desde hace algunos años en el Museo La Tertulia, desde la llegada de Alejandro Martín como curador, quien abrió nuevos espacios para la expresión de artistas locales. Anteriormente el museo realmente tenía una visión bastante excéntrica de lo que ocurría con nuestro contexto, excéntrico, es decir, que está por fuera del centro, entonces los artistas que eran invitados normalmente venían de afuera de Cali o del Valle del Cauca, y Alejandro insistió en mirar hacia adentro, volver a abrir esos espacios para que los artistas locales pudieran estar allí. Esa labor que tuvo durante aproximadamente unos siete años, fue la plataforma que hizo posible que muchos artistas del Valle del Cauca y del suroccidente colombiano llegaran a otros escenarios y se escuchara su voz en otros contextos. Esto creo que es fundamental para pensar el panorama actual. 

¿Cuál es tu visión de la realidad nacional en un momento trascendente, como un Paro Nacional, en medio de una pandemia global?

Mariangela: Es importante recordar que antes del Paro del 28 A, en Cali hubo un par de manifestaciones previas motivadas por el sector artístico y que la Loma de la Cruz se convirtió en uno de esos espacios de encuentro de artistas para el diálogo. Hay una necesidad muy grande de los artistas y de la cultura de la ciudad de poder expresarse y sobrevivir de una manera sostenible. 

Loma de la Dignidad - Cali- 19 de mayo de 2021

Estamos en noviembre 12 de 2021, después de varios meses de Paro y de Covid, de una depresión cultural notable en la ciudad de Cali; los lugares de arte estuvieron cerrados, los artistas no tuvieron cómo sobrevivir. Cuando aparecen los Estímulos de la Secretaría de Cultura 2021 para los artistas, nos damos cuenta que son menos que años anteriores y que los montos se habían reducido. Entonces cómo los artistas van a sobrevivir en una ciudad que está llena de artistas. Eso conlleva a todo esto que ha ocurrido, pero ayer pasó una cosa loca. Vamos a la Bienal de Danza, de regreso nos damos cuenta de que en La Retreta del CAM está el Festival Ajazzgo y luego caminando por el Boulevard está el Festival de Cantadoras; tres festivales en un solo día, y eso sin contar que se Viene el Petronio, el Festival de Cine, el Festival de Teatro. Hay muchas cosas pasando en Cali, tal vez demasiado comprimidas en un mismo tiempo, no todos pueden ir a todo, pero lo que sí me pareció bello fue que en ese tránsito, viniendo desde la antigua licorera hasta San Antonio, al menos vi tres eventos culturales y la gente feliz de que pudieran los artistas nuevamente estar expresándose en los espacios públicos y encontrándonos. Esa es la necesidad que tenemos socialmente en Cali, reconocer que somos una potencia cultural a nivel nacional, y que esa potencia cultural no solamente depende de los artistas que se presentan en estos eventos, sino que depende también de los trabajos que se hacen en los barrios y en las comunidades, porque también son esas comunidades las que están haciendo cultura con todas las dificultades que ello implica, porque hacer arte no es gratis ni tampoco es fácil, se requiere de procesos y de compromisos. Para que eso llegue a nuestra sociedad, a un nivel que sea mucho más extenso que el oeste o el centro de Cali, se requiere de una potencia y sobre todo de un reconocimiento de nuestro poder como transformadores de una sociedad. Una de las cosas más lindas que me sucedió en el Paro, que me ponía la piel de gallina, era que la gente cantaba y bailaba después de muchos meses de no poder hacerlo. 

Performance de la Resistencia
Marchas de la Resistencia

¿Qué debe hacer la academia e instituciones públicas para acercar el lenguaje del arte contemporáneo a la gente?  

Debe haber trabajo, para que los artistas existan hay gente que trabaja atrás, solo por hablar de las artes visuales en una galería o en un museo, hay alguien que te recibe en la entrada de la institución de ese espacio, hay alguien que te acompaña, hay alguien encargado de las comunicaciones, hay alguien que se encarga de que todo funcione. Un artista de cualquier disciplina depende de una estructura y de un sistema que funcione, y esas personas tienen que estar bien pagas, garantizarles una vida y a los artistas también. ¿Qué ocurre por ejemplo con mucha frecuencia? Hay instituciones culturales que te invitan como artista a que vayas a exponer, se da principalmente con artistas emergentes, porque cuando nunca se ha expuesto se quiere participar y mostrar lo que se hace. Se acepta y el artista pone todo; el transporte, la producción de la obra, el tiempo, y las instituciones no se responsabilizan por asumir costos para apoyar la producción de arte de los artistas, y eso es un problema. Tras pensar que hacer arte es súper difícil, costoso, que en Cali no tenemos un mercado del arte, finalmente las instituciones se ganan los créditos cuando tienen que hacer los informes al final de año y decir cuántas actividades hicieron y pedirle plata al Ministerio de Cultura para seguir funcionando, pero para el artista, no. Lo que debe pasar es una garantía económica para la subsistencia de los artistas y las personas trabajadoras del sector cultural, eso es fundamental. Es más, en cuanto a instituciones, debemos pensar qué tipo de instituciones son. Si son instituciones públicas, privadas o asociaciones independientes de artistas, porque la estructura y el sistema van a cambiar.  La democratización es fundamental para ello, si la gente piensa que el arte y la cultura generan bienestar económico, de hecho lo genera, ¿pero para quién? Si garantizamos que haya bienestar económico para la base de la estructura, pues también estamos garantizando que haya más acceso por parte de otras comunidades a estos espacios, porque van a considerar que es una fuente de desarrollo económico. ¿Por qué no estudia la gente artes? Porque el artista se muere de hambre o no consigue trabajo. Esto es lo que normalmente está en el imaginario, y no tiene que ser así. Por ejemplo, algo que me pareció particular en un momento de vida muy especial, fue cuando visité Cuba en 2016 y vi que los artistas vendían arte y eran considerados agentes importantes dentro de un circuito económico, es decir, viven muy bien, más allá del problema de la dictadura y la libertad de expresión, en el momento que fui percibí que muchos artistas podían vivir de la producción artística; aunque ese es otro país y no valen aquí las comparaciones, pero me encantaría que en Cali los artistas y el sector cultura tuvieran bienestar económico para que existan.      

 

2 thoughts on “Mariangela Aponte Núñez: Debemos estar integrados a los procesos sociales y saber jugar en esos niveles.”

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