Esta canción me recuerda a lo mágicos de los años ochenta y noventa, también denominados “nuevos ricos”, eran por lo general gente de estrato medio que ascendía como un cohete, despreciaba el estudio y se sentía orgulloso de despreciar el proyecto obrero o del proletariado: recibir educación y volverse útil para la sociedad. Pero finalmente, ¿Cómo lo hacían? Bueno, eran lavaperros, mandaderos de narcos, gatilleros, líderes políticos coptados por el narcotráfico. Aunque para ser más precisos, eran testaferros, lavaban los dólares llegados en bultos por medio de la fachada de negocios lícitos que de repente crecían sin competencia posible. Con dicha riqueza inaudita e instantánea los testaferros empezaron a comprar propiedades y tierras a precios inflados que pronto dejaron de ser una excepción para convertirse en la regla: es lo que se llama burbuja inflacionaria.