Borges soñó en uno de sus relatos que el universo es una biblioteca infinita, cuyas galerías hexagonales se pierden hacia arriba y hacia abajo. Aunque la biblioteca es infinita, un pequeño teclado de ordenador abarca los 27 signos con que se escriben los infinitos libros que contienen las infinitas galerías, lo cual significa que es posible que exista en uno de los anaqueles un libro del pasado o del futuro que contenga a todos lo libros.  Quien lo halle por azar quedaría en posesión de todo el conocimiento de la biblioteca y muchos fanáticos vagan por las galería en busca de esa persona que de un modo u otro tiene que existir.

Otros fatigan los hexágonos buscando el libro y para ello usan un método de dudosa efectividad, pero el de mejores resultados. Para hallar el libro de todos los libros basta tomar un libro cualquiera y dejar que dicho libro guíe al lector a otro libro y ese otro a otro y así hasta que quizá  el último libro te guía al libro de libros. Puede que la vida no alcance pero si cada viajero deja huella de sus encuentros librescos, hace posible que otro viajero tome descarte los libros ya leídos por su predecesor y algún día encuentre el libro.

Igual que en el sueño de la biblioteca, la ciencia sueña con un libro de libros, una teoría que al fin explique lo cuántico y lo cósmico y revele al ingeniero, al gran Diseñador, al arquitecto. Cada científico es un viajero que busca la explicación de lo que los números predicen con asombrosa proximidad. ¿Qué es la vida?, ¿somos fruto de una accidente o de un plan?, ¿hacia dónde nos dirigimos?, ¿por qué?

La Tierra gira en la tercera órbita al rededor del sol y eso la hace propicia para  albergar la vida. La vida es una combinación de elementos químicos, pero para que cobre vida, necesitan de algo desconocido. Todo parece al tiempo ser producto de un plan minuciosamente pensado y de una casualidad. Y entre más buscamos respuestas más encontramos preguntas; entre más caminamos hacia el horizonte, más se aleja el horizonte. Las únicas certezas que podemos tener nos desconciertan porque casi contradicen nuestra percepción de la realidad.

Nada está quieto, aunque lo parezca. Estamos viajando por el cosmos a una velocidad incomprensible. Nuestro planeta no solo da vueltas alrededor del sol, también seguimos al sol en un viaje desenfrenado hacia el centro de la galaxia. Estamos cayendo, parece, lentamente en un agujero negro en el que atracaremos algún día si nuestra especie vive lo suficiente para ver las costas del horizonte de sucesos. Entonces se nos responderán las preguntas, encontraremos el libro de libros.

Entre tanto, la tierra, las plantas, el aire los animales, todo parece hacer parte de un sistema muy bien diseñado en el que nada sobra para mantener la nave viva y en funcionamiento hasta que lleguemos a nuestra Ítaca. Aprender a cuidar de la tercera órbita y de la vida que alberga es lo más parecido a una justificación de la infinita biblioteca.