Una obra monumental del americanismo que se salvó del olvido. Un relato perdido que devolvió la dignidad y la memoria a sus pueblos. Una historia de resistencia contra la dominación. Un acontecimiento editorial crono - resistente.
Por Laura Sofía Artunduaga Izquierdo
Estudiante de Literatura Universidad del Valle – Sede Palmira.
Cada civilización ha construido su propia forma de contar mitos y leyendas, algunos pueblos se copian o inspiran en otros para crear sus propias historias. Para tal caso, La leyenda del Yurupary, un relato compartido por varias comunidades indígenas del noroeste amazónico. Tras la recolección que realizó Maximiano José Roberto, por medio de relatos orales de los pueblos indígenas y de distintas lenguas, se pudo reconstruir esta leyenda y conocerla. Este relato se convirtió en un medio de resistencia de las comunidades indígenas del Amazonas en contra de la explotación del caucho y la desmitificación de sus creencias infundadas por los misioneros a finales del siglo XIX.
Este relato cuenta cómo su protagonista, Yurupary, tiene como misión enseñar las nuevas leyes y costumbres a su tribu y a las demás comunidades cercanas, sin embargo, estas leyes dejaban por fuera a las mujeres de las decisiones importantes de la tribu ocasionando un rechazo y enojo contra él. En uno de esos viajes, en los cuales los hombres se han ido y han dejado a las mujeres solas con sus hijos, éstas deciden rebelarse y hacer lo que les plazca.
Después de que los hombres se fueran a Aiarí las mujeres los buscaron, y como no los encontraron se sintieron abandonadas; discutiendo entre ellas llegaron a la conclusión que debían matar a los hijos varones para que no se propagara una raza sin amor (lo dijo Arauyry) y que debían cortarse el cabello depositándolo en la casa de Yurupary (agregó Pesparen) (…) Entonces se cortaron el cabello y lo depositaron allí, mataron a todos los varones y les cortaron los labios, uniéndolos con resina de uanany para que se cerraran. (Stradelli, 1890). Esta rebelión de las mujeres se puede relacionar con la rebelión de las comunidades indígenas en contra de los misioneros, ya que, así como los evangelizadores llegaron a América a instruir sobre las creencias del cristianismo, Yurupary también fue a otras civilizaciones indígenas (abandonando a las mujeres e hijos de su tribu) a enseñar las costumbres y leyes que los regían.
Cuando los españoles llegaron a América y descubrieron que este territorio ya estaba habitado por otros pueblos, comenzaron un proceso de dominación llamado evangelización, que según Dussel (1983) consiste en impartir la fe cristiana para que así el individuo pueda usarla en su vida y seguir a Cristo. No obstante, los colonizadores usaban la religión como una justificación de sus actos intolerantes hacia los demás pueblos, combinando así su cultura con la religión. Mediante esta doctrina los conquistadores lograron castigar las creencias de los pueblos indígenas imponiendo su cultura y obligándolos a cambiar su idioma. En consecuencia, como los indígenas no podían hablar su idioma, tampoco podían transmitir sus relatos, perdiendo así su tradición oral y su cultura.
Una vez impuesta la evangelización en las distintas colonias, se recogen varios relatos que permiten contemplar cómo los evangelizadores utilizaron distintos métodos para la cristianización. Robin Wright reconstruye un relato de tres sacerdotes basándose en las versiones de Colini y de Coudreau (Wright, 1853) y citada a su vez por Osorio, 2006. Esta historia hace alusión a cómo los evangelizadores usaron los símbolos del Yurupary en contra de las comunidades indígenas. Para poner en contexto, en leyenda del Yurupary existían unos instrumentos y símbolos que no podían ser vistos ni tocados por las mujeres y también jóvenes que no hubieran alcanzado la pubertad. Entonces les mostraron las máscaras del Yurupary y las muchachas se asustaron por miedo al castigo, pero los jóvenes al ver que no les pasaba nada por mirarlas empezaron a tocarlas. Este tipo de ideologemas tienen un uso frecuente en los procesos de dominación, pues implican la des-legitimización de los símbolos de los vencidos. (Osorio, 2006). Cuando los evangelizadores destruyeron todas las bases de creencia de estas comunidades, al demostrar que no seguir las reglas no tendría consecuencias, generaron que la identidad indígena, su cosmovisión y cultura se derrumbara facilitando a los colonizadores la evangelización. Aparte de quitarle valor a estos símbolos, le dieron un nuevo significado a su rol como evangelizadores, ya no eran el enemigo colonizador, sino un amigo que los sacaba de las tinieblas que cubrían sus ojos para mostrarle la verdad y así persuadirlos más fácil.
Al reconstruir el Yurupary, se convierte en un documento de resistencia contra la evangelización de los misioneros, como también de oposición a la fiebre del caucho y explotación de los indígenas.
En consecuencia, a la intensificación de la cristianización y la tiranía del caucho, surgieron movimientos milenaristas impulsados por unos extraños chamanes llamados los cristos: El chamanismo adopta funciones externas del ejercicio del misionero como bautizar, pero convoca a bailes rituales como los de Yurupary, en un intento de revitalizar la cultura y de devolverle al chamán amazónico su capacidad para encauzar las fuerzas de la procreación y a las comunidades, su derecho a existir. (Osorio, 2006).
El chamán combina las dos culturas al tomar el bautismo del cristianismo y al brindarle tributo a las creencias del Yurupary como estrategia para engañar a los colonizadores al adoptar algunas de sus creencias para no ser castigados. Además, en el contexto en que se reconstruye La leyenda del Yurupary, cuando Stradelli empezó a traducirlos, se le estaba regresando el significado y la autoridad que estaba plasmada en la leyenda al chamán. Entonces empezaron a impartir enseñanzas que estaban en pro de que el español colonizador se fuera de sus tierras para recuperarlas.
La leyenda del Yurupary se constituyó en un método para unir a los pueblos indígenas del Amazonas, a pesar de que los evangelizadores destruyeran y le quitaran valor a su ritual, las comunidades lo recuperaron como medio de resistencia frente a los abusos de las casas caucheras y los misioneros; además de devolverle el significado al payé. Volver a nuestras raíces siempre será un llamado de resistencia contra el olvido.
Entradas recientes
Referencias
Dussel, E. (1983). 5. La evangelización latinoamericana. Repositorio Institucional de CLACSO.
https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/otros/20120215111615/7cap4.pdf
La leyenda del Yurupary. (1983). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
https://www.cervantesvirtual.com/obra/la-leyenda-del-yurupary/
Orejuela , H. (1982). YURUPARY: EPOPEYA INDÍGENA SURAMERICANA.
https://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/37/TH_37_001_111_0.pdf
Osorio, B. (2006). El mito de yurupary: Memoria ancestral como resistencia histórica.
Revista de Estudios Sociales, 23, 105–111. https://journals.openedition.org/revestudsoc/22391?lang=fr
Velázquez, C. (2007). Las comunidades indígenas como usuarios de la información. Scielo, 21(43).
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-358X200700020 0009#:~:text=En%20las%20comunidades%20ind%C3%ADgenas%20el